miércoles, 29 de diciembre de 2010

UN BESO, UN VINO


Hace unos cuantos días, leía en el blog de Meritxell Falgueras un post acerca de las caudalías que dura un beso. Las caudalías son los segundos que dura el postgusto de un vino, más o menos. Me parece de lo más bonito, y digamos de lo mejor pensado, de la relación entre el vino y las cosas de la vida. No quiero quitarle protagonismo a Meritxell, ya que como he dicho es la autora de este pensamiento, pero estimados amigos os invito reflexionar sobre ello, y sobre los besos y los vinos que os han resultado inolvidables, yo he bebido mucho y he besado poco pero llego a la conclusión de que mi cerebro es capaz de olvidar el sabor de los vinos aunque los haya bebido hace muy poco tiempo pero no puede olvidar el primer beso, beso de caudalías eternas que aun perduran.
Gracias a los grandes enólogos por crear los grandes vinos, pero algo tendréis que aprender de mi mujer para poder crear un vino cuyo recuerdo permanezca por más de 25 años.
He intentado subir un vídeo, bueno sólo la música, de El Arrebato con Vanessa Martín, "Durmiendo en tu ombligo", que es la canción que me ha cautivado hoy y que la desconocía, y que me ha puesto tan blandito. Pero soy muy malo con la informática así que os pongo el enlace para que la podáis oir:

http://www.youtube.com/watch?v=kH_EkLLM9a4&feature=related

sábado, 25 de diciembre de 2010

DISCURSO NAVIDEÑO


Estimados lectores, es para mí un honor y una satisfación comenzar el primer discurso navideño de este blog. Hoy después de grandes comilonas, y "bebilonas", llega el momento de hacer repaso a las cosas importantes de este "nuestro país del vino y la gstronomía".

Uno de los problemas fundamentales de este país es: ¿porqué permitimos las servilletas de papel de los servilleteros de los bares?. Son servilletas que no cumplen su función, ya que no limpian y además con la cuarta ya llevas los morros jodidos de escozor.

Otro de los problemas importantes de este país, y ya va siendo hora de solucionarlo, es que los secadores de pared de los baños nunca funcionan. Tu meas y tras lavarte las manos, le das al pulsador con el codo y lo máximo que obtienes son dos milésimas de segundo de aire, insuficientes a todas luces para tanta agua en las manos, por lo que no queda otro remedio que atusarte un poco el pelo, y lo sobrante al culo del pantalón, y lo que es peor, fuera del baño tener que coger otra vez las jodidas servilletas, del jodido servilletero, que ni limpian, como ya he dicho, ni secan.
También es un problema grave, gravísimo de este país, llegar a casa con un vino o un cava, en el que nos hemos gastado un pastón, y tener que echarlo en estas copas labradas de casa de los padres de tu mujer, en las que al mirar al trasluz, para ver el color del vino, vemos a la suegra, al suegro, a tus cuñados, y a todo cristo reflejados en la copa, con lo cual no sabemos si el vino que hemos puesto es claro, es tinto o tiene color. Tenemos normalmente una cena cojonuda, un vino, en este caso cojonudo, ¿y las copas qué?.
Vayamos ahora con los temas más serios, con los del cava, "champancico", de las botellas que llevan en casa, desde antes que nosotros viviesemos en esa casa, es más, hay frigoríficos que creo, que ya llevan esas botellas. Tú compras ese frigo, en lo de mi amigo "El Pateto", y te lo explican, arriba para tal, debajo la fruta, abajo o arriba el congelador, y ahí, ya lo veís para la botella de cava. Con dos cojones, la botella de cava viene de serie, no es un extra, y siempre sale el día más especial, vamos a brindar, ¡boom!, el corcho sale disparado antes de soltar los hierros del tapón, como si toda la puta vida hubiese estado esperando esa botella, que alguien la cogiera entre sus manos, la burbuja es tan fina como las bolas de jabón que suelta el fairy, el retorzijón que te da en la tripa, es tan duro como la patada en los cojones más inesperada.
Y el último problema serio de este país, tener que decirle a todo el mundo ¡feliz navidad!, o como se dice en mi tierra, ¡a pasar buena noche!, no me jodas, después de tomar vermuth, con esas servilletas, despues de llevar el culo mojao toda la tarde, y después de tenerte que zampar ese mal llamado aquí champán, en las copas ya reseñadas, ¿como cojones vas a pasar buena noche?.

P.D.:Ya sé que este discurso no va a tener tanta repercusión mediática como otros del día de Nochebuena, pero en mi humilde opinión creo que tiene más contenido, e incluso mayor calado político.

lunes, 13 de diciembre de 2010

NO SÓLO DE VINO VIVE EL HOMBRE








Un día cojonudo.
Gracias Miguel Angel, Javi B., Javi M., Ignacio, Pepe, Angel, Daniel, Carlos, Bauti, a mi cuñado y a mi suegro.
Días como este, nos engrandecen como amigos y sobre todo como personas, espero que disfrutárais tanto como yo.

¡A MI YA NO ME JODEN!




Sigo con la misma película de los últimos tiempos, y es que este fin de semana he estado en Barcelona, yo que soy más de pueblo que un orillo, me quedo alucinao por todo, y pienso mucho cada una de las cosas que veo.
En principio, me monto en el AVE y cuando dejo de ver tierra estéril, o mal aprovechada es cuando me doy cuenta que estoy en Cataluña. Son más listos que Brijan, y creo que también muy, muy trabajadores. He visto viña a punta pala, viñedo viejo, y aquí arrancando, he visto olivos a montones, y aquí inventando el Aceite de la Sierra del Moncayo, a buenas horas mangas verdes, creo que he visto hasta plataneros (esto podría formar parte de mi imaginación), pero vamos que de esta gente me lo creo todo.
Luego en la ciudad lo mismo, al principio pensé que vestían raro, eso me dijo también mi mujer, pero al final sacamos la conclusión de que los raros eramos nosotros, incluso pienso que pertenecemos a una raza rara, ya que la gente que había allí era de todas las razas menos de la nuestra. Atravesamos el barrio del Raval (¡hay que echarle huevos¡), pero como nos debían ver tan raros, y no sabían de que raza eramos pues nadie se metió con nosotros. Fuimos al mercado de la Boquería, me gustó pero se está prostituyendo porque a base todo el mundo de querer buscar lo autóctono y lo antiguo, pues aquello parece más un museo de cosas de comer para que la vean los guiris, que un mercado de la vieja usanza. Atravesamos La Rambla, para meternos de seguido en el barrio del consumismo por excelencia, había más gente que en Vera, había cafeterías antiguas, donde la gente hacía cola por entrar, también hacían cola, gigante, para comprar lotería en una administración, ¡hay que ser gilipollas!, la gente se debe creer que toca más por que lo vendan en un sitio u otro, sin darse cuenta que si todo el mundo lo compramos donde mismo, por cojones tiene que caer allí, pero no al número que tu lleves, sino al de tu vecino, que luego dices que es un tontolaba.
A la hora de comer, elegimos un sitio de comida catalana, creo que fué todo un acierto, regusto antiguo, con dueños que ejercen de tales y que por eso llevan desde tiempos de sus antepasados en los mismos locales. Una esqueixada magnífica y un plato con conejo y butifarra catalana a la brasa, de postre, crema catalana como no podía ser menos, y un buen trato de los profesionales.
Al día siguiente a ver el Nou Camp, ahora Camp Nou, gran cambio. No pudimos verlo porque entrenaba el Barsa, no fuera que aprendiésemos de repente como se hace el tiqui taca de los cojones, con lo bien que juega el Athletic, eso es futbol de toda vida, las bandas, centro y gol de LLorente, y no tanto pasecito, que te quedas dormido de tanto mover la cabeza como si fuera tenis.
Como no pudimos ver el campo, nos subimos toda la familia al autobús turístico, me encantó, ves todo de repente, en una vuelta y te vas a casa y ya has visto Barcelona, muy recomendable. Dimos vuelta y media, y es que nos dijeron que valía el billete para todo el día, pero nos bajamos porque nos meabamos, de hecho ya habían subido al piso superior a mirar de reojo si estabamos vivos.
Y a lo que iba, ¡que a mí ya no me joden!, otro hotel de cuatro estrellas, no merecidas, y que a la hora del desayuno, no hay vino. Subí a la habitación, cogí mi botella de plástico de agua de 250 ml. y yo ya tenía mi ración asegurada para meterla en el cuerpo, bocadillo de chorizo, un buen vaso de vino y un cortao. Y como se dice en mi pueblo "a cagar a barrio verde".

¿CARLOS HERRERA ME COPIA?


Sabía de la calidad humana y profesional de mis seguidores y lectores, lo que desconocía es que un gran profesional como Carlos Herrera, no sólo me lee, sino que además me copia. El post anterior ya lo habéis leído, está publicado el pasado 9 de diciembre, lo que no sé si habéis leído es el artículo que publicó Carlos en XL Semanal, ayer 12 de diciembre, tres días después, en su apartado habitual. Aquí os pongo la dirección del enlace, y seguido os pongo la parte que considero un plagio flagrante de mi antesmás admirado Carlos:

"Mejorar, aunque sea por decreto, los bufés de desayuno de los hoteles es algo que nunca agradeceremos suficiente los viajeros frecuentes. Que un hotel inglés ofrezca basura en su desayuno puede ser tolerable porque los ingleses están a otra cosa, pero que un hotel español exponga unas bandejas con embutidos cortados recién salidos de un envase plástico del que no se distingue muy bien el propio plástico del embutido resulta intolerable. Como intolerable es que mantenga caliente una especie de huevo revuelto que no sabes siquiera si es de algún animal conocido por el hombre, o que presente de forma inevitable salchichas y beicon como toda alternativa -¿cuándo se ha desayunado en España salchichas y beicon?-, o que proliferen mantequillas asquerosas y tengas que pedir expresamente a la mesera una botella de aceite de oliva, o que ofrezca unas lonchas de jamón rosáceo con textura de chicle, o que te perforen el estómago con unos zumos ásperos como un membrillo... "


A la vista está que cualquier juez aceptaría esta prueba como un plagio flagrante, pero esta vez Carlos no te voy a denunciar por todos los grandes ratos que me has hecho pasar, antes de tu radicalización, y sobre todo cuando contabas con colaboradores mucho más graciosos que los actuales.

jueves, 9 de diciembre de 2010

¡UN VASO DE VINO POR FAVOR!


La semana pasada estuve con mis chicas y mis amigos en San Sebastian. Aunque para ir a esta preciosa ciudad no es necesaria ninguna excusa, ni motivo, esta vez si lo había, mi amigo Luismi corría la maratón de esta ciudad, ¡hay que echarle huevos!, cuarenta y dos kilómetros y pico, corriendo sin parar. Hombre te puedes parar, pero si lo haces o llegas más tarde o no llegas. Bueno pues éste, el Luismi, de tirón, a su ritmo, sin pestañear, sin despeinarse, y cuando acabó, y envuelto en una manta de esas que les ponen a los cadáveres en el anatomico forense, dice: "¡hala que me ducho y nos vamos a comer a Astigarraga". Yo que llevaba tres horas viéndo como corría la gente, estaba "devorao" de hambre y digo, ni Astigarraga ni hostías, comemos aquí y "rapidico", que ni estaba el tiempo para viajar mucho, ni el estómago me permitía meterme en carretera.

He empezado por el final, pero era para situar el porqué estaba yo allí. Estábamos en un cuatro estrellas, y despues de un sábado de los típicos pinchos del casco viejo, y de una cena acorde a la situación nos fuímos a dormir. Al día siguiente nos levantamos y al desayuno, de los de tipo hotel, de buffete, y es ahí donde quería llegar:

Huevos revueltos (que no fritos, ni tan siquiera en tortilla), café americano (no ví a ningún cowboy por allí), bacon frito (no panceta, ni papada), cornfles (ni tan siquiera sé si se pone así y no voy ni a mirarlo, en lugar de unas torrijas "de las de antesmás"), pan de molde (en lugar de una hogaza por su sitio o cuando menos una buena barra de pan) etc. etc.etc.... Y yo que soy más simple que un gua, no necesito más que un par de cosas, un bocadillo de chorizo o de jamón y un buen vaso de vino tinto. ¡Hay amigo!, ¿y dónde cojones hay un vaso de vino en estos buffetes?. Lo pedí con educación y me dijeron que no había pero que iban a subir a la cafetería a por uno, pregunté si tenía que pagar algo y me dijeron, si es uno sólo no, pero con cara de decir: ¡Vaya borrachinga que es este tío!. Estando en la ciudad donde más estrellas michelin hay por metro cuadrado, y habiendo pagado ciento noventa euros por dormir y desayunar lo de no poder conseguir con facilidad un vaso de vino, que no una botella, me deja perplejo, no sé a ustedes.

La próxima maratón de mi amigo Luismi, posiblemente sea la de Nueva York, quizás sea más fácil encontrar allí una tortilla de patata y un vaso de vino del Campo de Borja.