viernes, 1 de febrero de 2013

LAS AVENTURAS DE UN PUEBLERINO EN EL IKEA


Para ir rapidito, el pueblerino soy yo. Ayer y para no dar muchas explicaciones necesitaba comprar una cosa en el IKEA y fuí a debutar en el de Puerto Venecia de Zaragoza. Para empezar, lo de Puerto Venecia de locura, y eso que no era día de aglomeraciones, sólo fuí a esta tienda pero aquello, es para volverse majareta, calles callejuelas, aparcamientos, más aparcamientos, luces, cruces, semáforos, cedas el paso, estopes, pasos de peatones, todo eso a montones, ¡acojona, yo no estoy ya para esos trotes¡. Bueno después de una rato, largo, muy largo, en la puerta del famoso IKEA.
Lo primero entrar, yo veo un carro, de los típicos de supermercado, y lo primero que hago es cogerlo, ¡cojonudo!, no hay que poner moneda, estos suecos prometen., pero no puedo subir con el carro por las escaleras mecánicas. Tengo que coger un ascensor, un ascensor de la hostia, cabe casi un camión. Me sube a la primera planta, pero no se puede entrar por la primera planta, por la primera planta sólo se sale, no se entra, hay que subir otras escaleras mecánicas, yo con mi carro no puedo subir, hay que subir en el ascensor. Subo, entrada a la exposición, ¡ay amigo!, estás perdido, puedes ir p´alante, pero no p´atrás. Tienes que seguir el caminico de las flechas, hay atajos pero como yo tengo que buscar lo mío sigo las flechas, allí hay de todo, pilas, colchas, mesas, cucharas, vasos, alfombras, macetas, pinturas , cuadros, más pilas, velas, otras velas, más velas,...y todo, como si estuvieses en piso de un primo tuyo de la capital, piso que no se acaba nunca, yo a lo mío, a las flechas, pero pensando:" madre mía la que tienen estos aquí". No se si coger unas velas, por lo de San Valentín, ¡bah no!, no sea que acabe quemando el piso con la tontada, sigo pensando, estos acaban con todos, y pienso en las tiendas de amigos y conocidos, estos los hunden, menos mal que no hay vino en Suecia, pienso yo.
LLego a lo que buscaba, alli todo se llama en sueco, estantería tal, mesa cual, lámpara fulanito, olla menganito, pero en raro, en sueco. Tamaño, a ver como me lo monto, ..., nada sin problemas, allí hay lápices, metros de papel, papeles a montones, catálogos a montones,... elijo lo que quiero, y sigo para abajo que es dónde se reogen las cosas. Sigo flecha azul, y pasas por todos los sitios, acabas en la cafetería, hay unos codillos a cuatro perras, que que quieres que te diga, pues con hambre apetecen, y menús pá los chiquillos, por dos pesetas, que les endiñan el plato de macarrones y el petisui, y te los llevas a casa comidos o cenaos.
Zona de recogida. Joder y ahora dónde está lo mío, por lo que se ve, tenía que haber apuntado el número de pasillo, el número de la estantería, el número de altura de la estantería, vamos el copón con ruedas, y yo a pelo, sin nada. Pues yo no vuelvo a hacer el camino al revés otra vez. Preguntas a los mozos vestidos de bandera sueca, ¿oye esto qué?. ¿No ha apuntado el pasillo, la estantería, ...?, No, no he apuntao nada. Pregunté a mi compañera del ordenador. Pregunto, con desgana, me da las señas, y voy a por ello, todo esto con mi carro desde el primer momento, voy a cargar, y lo que tenía que pasar, aquí este mastodonte no cabe. A ver dónde hay un carro de esos planos, a la entrada, vuelta p´atrás. Cojo el carro, monto todo y pesa un huevo, voy esrriñonao, y llego a las cajas, esta no, es la rápida, esta tampoco es para pagar con tarjeta, esta sí, despues de un rato largo para pagar salgo empujando mi carro, y me lo encuentro de frente, con dos cojones: VINO SUECO, GLÖGG RÖDVIN,  a 3,50 euros, barato, como todo lo del IKEA. La madre que los parió, galletas, salchichas, codillos, más codillos, y VINO.
Me voy de allí como alma que lleva el diablo, voy a bajar por las escaleras mecánicas, no cabe ese carro, hay que montarse en otro ascensor de esos para trailers, bajo, media hora para bajar un piso, y cuando llego a la furgoneta, eslomao, (no lo típico no), SÏ, que cabe, pero me pego un palizón de aupa. ¿Y ahora qué?. Pues que me meo, que tengo que volver a entrar, a buscar un baño, y voy pensando , como no lo encuentre rápido, meo en una maceta ROSÉPPEPAR, y me quedo más ancho que chupillas, pero no lo encuentro, y manda huevos, vuelves a salir a la zona de gastar, a la zona del vino, esto no lo aguanto más, me largo, aquí no vuelvo, como decía mi paisano: "EL IKEA NO ES PARA MÏ".