jueves, 30 de mayo de 2013

LA VERDAD DEL VINO

Catando con Silvia Tomé y Angel Murillo.
LLevo una temporada, unos meses, catando bastantes vinos. Los cato en multitud de sitios: bodegas, ferias,  catas, en la propia vinatería. Me acompañan en esas catas multitud de personas, muchas de ellas relacionadas directamente con el mundo del vino: enólogos, sumilleres, distribuidores de vino, bodegueros, etc..., y esto está haciendo que me relacione con mucha gente, muchos de ellos interesados en contarme la historia de cada vino, la historia de cada bodega, la historia de cada viñedo, las variedades de cada uno de ellos, la forma de elaborar cada vino, las barricas en las cuales los han criado,..., en definitiva una gran cantidad de datos y de personas, de las cuales intento aprender de cada una de ellas, o cuando menos, extraer conclusiones de las mismas.
Bueno, pues con los últimos contactos, y sobre todo con el último contacto de hoy he llegado a una conclusión, que no es muy original, y que tiene su refrán: "Sabe más el diablo por viejo que por diablo".
Ya llevo muchos años observando a los amigos de mi padre, muchos de ellos agricultores, otros no, pero sobre todo bebedores de vino, y con ellos aprendo todos los días. Sus expresiones son francas y directas, sin subterfugios, o lo que es lo mismo, sin mariconadas, y casi siempre tienen la razón, algunas veces no saben el porqué de todas las cosas, pero tienen razón.
Como anécdota suelo contar la forma de expresar de uno de ellos, cuando un vino es astringente, o muy tánico, la mayoria de las veces él suele decir "aspro" (aspero), que sería sólo una forma ruda de hablar, pero en una ocasión con uno de estos vinos me dijo. "Toño este vino zarollea". El "zarollo", es el azarollo, un árbol que es una especie en extinción, y que da un fruto como una pequeña manzana, que consumida en su estado, digamos bonito, deja la lengua como un zapato.
Pues bien, hoy catando con Silvia Tomé, gran enóloga de la bodega Quinta Mazuela, nos ha acompañado el protagonista de esta anécdota, Angel Murillo, que cata vino, muy muy bien, con gran criterio, y que hoy ha estado sembrado, ya que nos ha dado una lección tras otra.
La gente mayor, como los niños dicen siempre la verdad, no tienen ya porqué fingir ante nada y ante nadie, y si un vino no les gusta por algo, lo dicen. Muchos de los profesionales encuentran excusas para digamos cada defecto, o digamos para cada carencia, pero los mayores dicen no me gusta, ¡ y a tomar por culo!, y si les gusta les gusta, se les nota en la cara como a los chiquillos cuando se están comiendo un helado.
Esta gente mayor, estos amigos de mi padre son así, no tienen medias tintas, y me gusta escuchar sus sabias reflexiones y sus grandes consejos, muchas veces dichos así, sin querer sentar cátedra, pero dando clases magistrales con cuatro palabras, mientras que muchos de los que están o estamos en el vino andamos mareando la perdiz, para cualquier pequeña cosa que queremos decir, y es más muchas veces no decimos más que tontadas.
Voy a intentar abandonar a todos aquellos snob, que poco me aportan y acercarme a aquellos de los que verdaderamente aprendo, sin querer decir con ello que estando con muchos de los que están en este mi mundo, no puedan seguir enseñándome ( hoy he aprendido cosas de ti Silvia). Pero aconsejo a muchos de ellos que se bajen de sus pedestales y escuchen al verdadero comité de sabios, aquel que cada uno tenga más cerca, en mi caso escucharé a los amigos de mi padre, aquí os presento a alguno de ellos .

Comité de sabios del vino...y de la vida